Latinoamérica es un continente basado en la cultura oral. Toda la tradición cultural de los distintos pueblos que crearon y conformaron este rico continente, ha sido transmitida mediante la palabra, de generación en generación y de boca en boca. Puede pensarse, de manera errada, que la oralidad ha sido suprimida por la escritura y que la tradición de la palabra se ha perdido junto con muchos pueblos que han desaparecido, pero si analizamos bien la cultura latinoamericana, podemos ver que la oralidad se ha ido enriqueciendo y cambiando de forma permanente, ya sea por medio de la escritura o, en la actualidad, con los medios de comunicación masiva. Esto es, la memoria popular se ha combinado con los nuevos soportes y la voz colectiva ha sido perpetuada.
Latinoamérica es reconocido como un continente de cultura oral. Desde los habitantes originarios de estas tierras y hasta el periodo de la Conquista, con la llegada de esclavos a esta parte del mundo, las tradiciones culturales se fueron transmitiendo vía oral.
Durante siglos, las antiguas culturas se reunían en torno a un relator que, haciendo uso de la palabra hablada, transmitía las costumbres, creencias y tradiciones de todo un pueblo. Creencias ancestrales de su vida cotidiana, social, religiosa y económica se transmitían de boca en boca, mediante relatos históricos que se iban inculcando de generación en generación para conformar su identidad cultural y cohesión de grupo social.
Esta oralidad, que caracterizaba a los pueblos legendarios, surgió de la necesidad del ser humano para explicar los fenómenos naturales y sociales. Es la doctrina más antigua de la que se sirvieron los originarios, para entenderse unos con otros y lograr la unión e identidad propia.
Los indígenas no sabían leer ni escribir, y la palabra era el instrumento más importante y clave en la formación de los pueblos y Latinoamérica. Cada pueblo tenía una tradición acorde a sus necesidades históricas y sociales particulares.
Por Claudio Brossa
Estos relatos orales, eran una verdadera instrucción que los mayores, con más experiencia y conocimiento, transmitían a los más jóvenes para que la memoria del pueblo no se disolviera, sino que se fortaleciera y así rescatarla de un posible olvido. Las enseñanzas de tenían carácter ideológicos y morales, indicaban a los hombres cómo actuar y a qué rendir culto; les explicaban los orígenes del mundo, del pueblo y de por qué eran lo que eran.
Los narradores de estas culturas son considerados un instrumento valioso y de alta estima. Estos narradores recibían las enseñanzas de sus padres que continuaban con la tradición y costumbre de divulgar mediante la oralidad. Estos narradores tenían una preparación estricta, para que el antiguo arte de la palabra se conservara de manera correcta y el mensaje fuera claro y llevara a cabo su objetico de educación y unificación.
La oralidad está compuesta de memorias y olvidos que se van sucediendo según el relator considere trascendente. El texto oral es fluido y responde a las características y condiciones del narrador, quien mediante gestos, énfasis e impostación de la voz, cuenta y explica situaciones y acontecimientos que atañen al pueblo y que son relevantes para ellos. La oralidad es una mezcla de teatralidad, conceptualización y creación, que gracias a la memoria se va transmitiendo de boca en boca. Creación, pues es el relator quien va creando un relato a partir de las enseñanzas que ha recibido y que va generando un diálogo con su comunidad. De esta manera, se puede deducir que el pasado no está estancado sino que está en permanente dinamismo.
Por Pedro Cerda
De esta manera, la memoria va generando y transformando el imaginario social, imaginario que se ha formado por la combinación de las culturas ancestrales y su cultura oral y la modernidad
La sabiduría popular, ha explicado los inicios del mundo a través de mitos fundacionales y numerosos relatos que dan cuenta de cómo se conformó el mundo. Los mitos juegan un papel fundamental que ayudan a responder el origen tanto del hombre como del universo y que don parte de la oralidad de Latinoamérica, con sus relatos moralizadores y llenos de simbolismos.
Una de las características de la tradición oral en Latinoamérica es que es anónima, y que se basa en la complicidad de los miembros de una comunidad que sustentan su identidad comunitaria.
Cuando arribaron los españoles al Nuevo Mundo, se encontraron con un mundo muy diferente al que conocían y para ellos, el nuevo territorio se caracterizaba por barbarie y salvajismo. Los conquistadores vieron en los indígenas caos y desorganización. Por este motivo, por la necesidad de establecer un orden y hacer legítimos los procesos llevados a cabo en estas tierras ajenas, peor dominadas, incorporaron la escritura y una sociedad basada en el papel. La oralidad era vista como incierta y sin fundamentos claros, por lo que la escritura vino a cumplir el rol de ordenar las ciudades que se iban emplazando en Latinoamérica. La escritura establecía las leyes que iban conformando estas ciudades y a los ciudadanos que las componían, además de jerarquizar la sociedad y establecer sus bases en el papel.
La voz anónima y colectiva que surge gracias a la tradición oral está constituida desde memorias y olvidos, esto lo pudimos observar en el periodo donde los letrados del periodos de la colonia con el fin de salvaguardar las distintas tradiciones de los pueblos utilizaron la escritura. Aunque ante esta medida se instaló una memoria oficial acerca de los distintos hechos, tradiciones y costumbres, olvidando otros aspectos o realidades no se debe desmerecer esta acción, ya que esta acción surgió como parte de la eminente evolución que estaba viviendo la sociedad
La escritura y lo oral mantienen una estrecha relación, y manifestaciones tales como la poesía, la música, el teatro son producto de esta asociación. La oralidad se va transformando de manera constante. Esto lo podemos ver en la relación profunda entre oralidad y nuevos soportes tanto audiovisuales como electrónicos, que predominan en la actualidad.
La narrativa popular y colectiva convive con las nuevas narrativas y Latinoamérica es el producto de todo este proceso que desde los indígenas originarios y hasta la actualidad, han conformado este inmenso territorio.
La oralidad es cultura viva, y no tan sólo en lo rural sino que también en lo urbano. Jesús Martín Barbero indica que hay tres narrativas de identidad: la de los cuentos de miedo y de violencia (que desde el campo se han desplazado a la ciudad, vía narración autobiográfica de millones de desplazados), también el refrán, el chisme y el chiste; la oralidad de la radio, el cine y la televisión; y la oralidad de la música popular que va de la salsa, al rap y pasando por el rock”. Esta mezcla es la que ha caracterizado la cultura oral y las bases de la cultura latinoamericana que ha nacido y surgido de la base de la palabra hablada.